viernes, 30 de enero de 2009

Damaris, al ritmo del Perú


La artista que ganó dos premios Gaviota de Plata el año pasado en el Festival de Viña del Mar se presentará este 31 en el homenaje a su madre, la cantante Saywa, en el Teatro Peruano-Japonés. En febrero regresará a Chile a domar, una vez más, al “monstruo” de la Quinta Vergara.

Quienes la conocen dicen que es muy osada y aseguran que no se amilana fácilmente. Por eso no tiró la toalla cuando en el 2006 su canción “Tierra de cristal” no fue seleccionada para el Festival de Viña del Mar de ese año. Gracias a su temperamento tenaz siguió trabajando hasta que el año pasado la seleccionaron gracias al tema “Tusuy kusun”, salió muy resuelta a dominar al llamado “monstruo” de la Quinta Vergara y logró no solo que uno de los públicos más difíciles de América se rindiera a sus pies sino que, no contenta con ello, se trajo dos premios Gaviota de Plata. Hasta entonces, eran pocos los que conocían a esta joven huancaína llamada Damaris Mallma Porras, hija de la cantante folclórica Saywa, quien con apenas 22 años ya se ha dado el lujo de cantar en la Casa Blanca.

Tengo entendido que creciste en Huancayo, ¿qué recuerdas de tus años allá?

Creo que lo más divertido de vivir en provincia es que tienes mucha libertad, no hay mucha preocupación por el tráfico o la gente desconocida como acá. Todo es más tranquilo y mi infancia fue muy feliz; me dio libertad por la conexión con la naturaleza, que es lo más divertido de vivir en la sierra.

¿Por qué vinieron a Lima?

Desde que yo nací, mi mamá (Saywa), que también es cantante, trabajaba en Lima y era inevitable que tarde o temprano nos viniéramos porque ella ya estaba establecida y tenía muchos compromisos en la capital.

Tengo entendido que tu mamá te regaló un charango cuando cumpliste seis años.

Sí, me lo regaló por mi cumpleaños y ahí empezó mi historia con la música, aprendí a tocarlo porque me gustaba mucho y lo vi como algo serio. Un amigo me enseñó a tocarlo, de ahí cogí la guitarra y luego el piano. Con la guitarra me siento más cómoda, sobre todo cuando me siento a componer.

Entonces, ¿ya te gustaba la música?

Siempre me gustó la música, pero no soñaba con ser cantante; en realidad, de niña, tenía ganas de hacer muchas cosas como los otros niños, como ser deportista o incluso doctora.

¿Cuándo te diste cuenta de que ser música era tu vocación?

Todo se dio de una manera muy natural. Cuando ya era grande y en cuarto de media todos mis compañeros se preocupaban por las carreras que iban a estudiar, me di cuenta de que la música ya era parte de mí y que era inevitable que me convirtiera en una cantante.

¿Tu mamá influenció en tu elección?

Yo he admirado siempre a mi mamá. A mí la música siempre me gustó desde niña y sin duda ver el trabajo de mi madre influyó en mi vocación. No me puedo quejar porque siempre tuve mucho apoyo de parte de ella y de toda mi familia. Mi mamá siempre ha estado a mi lado ayudándome y eso para mí es muy importante porque a veces uno siente miedo.


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